Los dias de verano eran naranjas y amarillos. Llegaba Junio y las clases se acababan, adios a las mates y los dias grises que solo daba consuelo las horas de recreo y educación física. A desempolvar la bicicleta, sin moviles sabiamos donde teniamos que ir y donde podias encontrar a quien buscabas.

Lauraaaaaaaaa!!!! Gritaba desde mi ventana a la finca siguiente para que saliese y decirle que cogiese la bici. Los Burmar Flash, las porterias improvisadas con nuestras camisetas, los colegas. Más tarde llegaba el dia que te ibas de vacaciones al pueblo, a la playa, a la montaña, a una ciudad... Era ese momento de manta y carretera, cuando las farmaceuticas se forraron a vender biodraminas a todas las madres. Agarrandote el estomago por aquellas curvas en aquellas carreteras nada que ver con las autovias.

De un pueblo a otro era la nada, no habia vida pensaba hasta que veias en medio un bar y una gasolinera, siempre imposible entrar, menus del dia, comedores funcionando a las mil maravillas, litros y litros de cafñe al minuto en la barra y mesas, hoy negocios muertos victimas de las nuevas infraestructuras y sus areas de servicio.

Al fin llegamos despues de horas y horas, esa habitación con su balon debajo de la comoda, el salitre entra por el balcon mezclado con el viento del surque mueve la cortina, ese olor a siesta con los tenis preparados para desperta y bajar al chapuzón, a conocer y hacer mas amiguetes con el balón, a ver anochecer si que te manden a la cama, dias sin precio.

No son para nada fotos de época pero con un poco de imaginación utilizando capas de color naranja, verde como flitros jugando con la opacidad un poquitin de ruido y desenfoque gaussiano conseguiimos este efecto.
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